Visita al cole para enseñar unas ilusiones ópticas

Hoy voy a intercalar otra entrega más sobre una temática diferente a la primera que prometí. Así que ya me he separado del artículo pendiente sobre los FODMAPs otro grado más (y ya van dos). A ver si llego a los famosos seis grados de separación :-D. De todas formas, la ocasión lo merece, ya lo veréis.

Hace tiempo que sabía que, por estas fechas, me iba a tocar ir a clase de mi hijo -de seis años- a dar una charla porque iba a ser su semana del protagonista, como lo llaman en su colegio. Hasta hace cuatro semanas no tenía ni la menor idea de qué iba a contar, pero me crucé con un artículo de @ScientiaJMLN contando lo que hizo él en la clase de su hija.

Me gusto para hacerlo yo también, pero como tenía cierta complicación técnica, y no tenía muy claro que lo pudiese montar a tiempo, opté por un enfoque similar -sorprender a los niños con algo de ciencia- pero variando la temática. Para ello recurrí a las ilusiones ópticas. Además, esto encajaba perfectamente con la presentación que haría mi padre, que también vino, sobre el origen del cine.

Así que me puse manos a las obras y seleccione estas cuatro ilusiones ópticas:

Degradado
Coches
Tablero de ajedrez (las casillas A y B son del mismo color)
Rodillos móviles (es una imagen fija)

Además, la noche antes, recopile una más gracias a este tuit de @gominolasdpetro:

Los círculos (ambos círculos naranjas son del mismo tamaño)

Por si a alguno os sirve de inspiración, como me paso a mi con el post de @ScientiaJMLN, voy a explicar como monté la charla y como transcurrió. Si alguien se anima a hacerla molaría que lo publicase y podemos hacer un anillo de blogs sobre presentaciones científicas en colegios ;-).

La preparación


Primero de todo decir que, aunque parezca que da igual, es importante seleccionar bien qué ilusiones vamos a llevar. Vamos a enseñárselas a niños de seis años que no tienen desarrollado el lenguaje como un adulto, por lo tanto tenemos que hacerles las preguntas en términos que entiendan.

Podemos preguntarles qué coche es más grande, pero no qué color es más frío, si las líneas son paralelas, o si está más rotado el dodecaedro que el icosaedro, por poner ejemplos.

De acuerdo que hay niños que pueden saber que es un color frío, pero es raro que toda la clase lo entienda, y más aún en el fragor de la batalla. Así que no os pongáis muy abstractos.

Veamos que preguntar en las ilusiones que utilicé:
  1. Degradado: preguntar, señalando con el dedo (no digáis el de la derecha o el de la izquierda), qué extremo es más claro de los dos.
  2. Coches: preguntar si el coche de fondo es más grande que el del frente y luego si el del medio es más grande que el del frente.
  3. Tablero: preguntar si la casilla marcada con la B es más clara o más oscura que la marcada con la A.
  4. Círculos: preguntar que círculo es más grande.
  5. Rodillos móviles: decirles que miren la imagen fijamente y preguntar qué pasa con los rodillos.
Si vais a probar con más ilusiones os recomiendo hacer una prueba con vuestro hijo para ver como reacciona y poder extrapolar un poco. Es muy importante intentar no influir en el resultado de la pregunta porque los niños se dejan guiar mucho.

Por ejemplo, si les decís en los rodillos "¿veis como se mueven los puntitos?" tenéis muchas probabilidades de que os digan que sí aunque no lo estén viendo, solo por agradar. Sin embargo, si preguntáis "¿qué está pasando con los puntos?" la cosa cambia.

Los materiales


Digamos que ya habéis seleccionado vuestro grupo de ilusiones ópticas ¿Ahora qué? Pues ahora hay que encontrar una forma de exponerlas completamente resistente a fallos técnicos, libre de toda duda, y que sea vistosa.

Para ello vamos a hacer tecnología fusión: juntaremos una tecnología milenaria como el papel con una moderna como la impresora de color. Vaya, que las vamos a imprimir. Otra opción sería proyectarlas pero no me gusta por dos motivos: puede dar la sensación de que es un truco visual y, además, tiene bastantes papeletas para dar problemas el día de la presentación (los que hayáis dado charlas con un ordenador y un proyector sabéis a qué me refiero).

Así que las imprimimos: dos copias por cada ilusión.

Necesitamos dos copias para demostrar la ilusión de forma visual. Una copia la dejaremos entera, y de la adicional recortaremos el motivo móvil en cada ilusión (desechando el resto):

  • Degradado: la barra del degradado.
  • Coches: el coche del medio y el del fondo (como no salen completos los recortamos por el contorno).
  • Tablero: recortamos el cuadrado B.
  • Círculos: un círculo de los dos que salen.
  • Rodillos: de esta solo imprimimos una copia.

A continuación ponemos un trocito de papel adhesivo detrás de los motivos recortados, y pegamos cada uno encima de su ilusión completa correspondiente. Con esto ya tenéis listas vuestras plantillas para el día D.

La ejecución


Llega el día y os pasáis por clase de vuestro hijo. En mi caso, lo primero que hizo mi padre fue contar un poco el origen del cine y poner este documental hecho por niños para niños. Exitazo total. Si les contáis antes lo de que la primera peli fue la llegada del tren y que la gente salía despavorida lo flipan. Y qué decir del final del documental, cuando empiezan a volar cabezas: se parten de la risa.

Después del documental podéis contarles como en el cine se proyectan imágenes una detrás de otra y el cerebro las une para ver imagen en movimiento. En ese momento decís que eso es una ilusión óptica porque el cerebro ve más de lo que esta pasando, y les decís que vais a enseñarles más. Aquí les puede hacer gracia puntualizar que solo va a funcionar para los que tengan cerebro, y les decís que levanten la mano los que tengan cerebro. A ver qué pasa :-).

Tras la introducción solo queda ir enseñando las ilusiones y haciendo las preguntas adecuadas. Yo use primero la de los coches, que era la más visual y la menos propensa a fallo. De esa forma les enganchas y aunque falle alguna luego, queda mejor. Dejé para el final la más difícil: los rodillos.

También les enseñe el famoso vestido azul-negro/blanco-dorado pero no lo recomiendo porque no tienen forma de saber cuál es la gracia. Los adultos podemos llegar a las manos con el de al lado por el color, pero a los niños les resbala totalmente lo que piense el de al lado (salvo para estar de acuerdo). Curioso. Deberíamos aprender de ellos un poquito.

En cuanto a las preguntas adecuadas simplemente es pedir que levanten la mano los que piensan que es una opción y luego los que piensan que es otra. Por ejemplo: ¿qué coche es más grande? Que levanten la mano los que piensan que el del fondo... Que levanten la mano los que piensan que el de delante. Y así con las demás.

Sorprendentemente nunca habrá unanimidad. Supongo que, porque son pequeños y no todos comprenden lo que se les pide, o no prestan la suficiente atención, o se lían. Qué se yo..., a los adultos también nos pasa: ¿nunca habéis visto una votación del Congreso? Sí, de esas que salen todo puntitos rojos y, de repente, uno verde en todo el medio. Que piensas...: ¿Ira con la copa? ¿Será un cachondo? ¿Será idiota? ¿...?

Cuando terminéis las votaciones, no tenéis más que despegar el motivo móvil y ponerlo en el lugar correspondiente para demostrar la ilusión. En el caso del degradado, sacáis la barra a un fondo blanco, en los demás movéis un punto sobre el otro, los coches o el cuadro de ajedrez, para que se vea "el truco".

Por cierto, tenéis una demostración en vivo de la ilusión del tablero de ajedrez en YouTube. Os recomiendo verla porque es espectacular.

Problemas y soluciones


Aparte de la falta de unanimidad se presentaron otros problemas que no esperaba. Os los comento por si decidís llevar a cabo el experimento, que os pille preparados.

  1. Siempre hay que pedir que voten las opciones: si, por ejemplo, preguntáis que circulo es más grande: si el de la derecha o el de la izquierda tenéis el caos asegurado. Así que presentad las opciones secuencialmente y que levanten la mano en la opción que creen.
  2. Cuidado con los "líderes": ¿conocéis el experimento psicológico de Asch donde a una persona se le presentan opciones muy evidentes y se le pregunta cuál es la correcta mientras varios actores de incognito le sugieren que es la otra? Un gran porcentaje de personas ceden a las sugerencias -a pesar de ser evidentemente erroneas- solo por coincidir con lo que piensa el grupo. Pues los niños son aún más propensos a dejarse influenciar. Basta que uno de los "líderes" de clase decida trolearte la presentación para que se vaya todo al garete. Para solucionar esto lo mejor es contar con la ayuda del profesor y que pida amablemente al "lider" que se esté calladito y no fastidie el invento.
  3. El último "escollo" que llama la atención es como los niños se adaptan enseguida al truco (a pesar de nunca haber visto ilusiones ópticas) e infieren que en todas las ilusiones lo que pasa realmente es lo contrario de lo que ven. Por ejemplo, después de mostrar los coches, si preguntas por los círculos, los niños dicen que son los dos iguales (a pesar de verse manifiestamente diferentes). Aquí me echo una mano mi hijo (muy mono él) recordando a sus compañeros "tenéis que responder lo que veis, no lo que es". Esta simple aclaración basta para que los niños vuelvan al redil.

Conclusiones


La experiencia es muy enriquecedora tanto para el que presenta como para los niños. A esta edad no suelen haber visto ilusiones ópticas y se quedan maravillados. A mi, al menos, no paraban de pedirme que enseñara más ilusiones.

También recomiendo dejar los materiales en clase para que las manipulen más adelante. La profesora de mi hijo dijo que iba a plastificar las ilusiones y que las dejaría como material de enseñanza.

Por último, me quedo con la reflexión de lo sorprendente que es el cerebro humano. En particular, que se dé el problema 3 parece casi mágico: estamos hablando de niños de seis años y ya son capaces de inferir, a partir de una sola muestra, que lo que sus sentidos ven no es lo que pasa realmente ahí fuera ¡Esto es puro pensamiento científico! Y pasa automáticamente con solo seis años ¿No es maravilloso?

En fin, os dejo con la reflexión y espero que alguno os animéis y me contéis como os ha ido. Y recordad: tened cuidado ahí fuera.


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